Un poema de Eva Vaz

Los amantes inadecuados

Mis amantes nunca
fueron hermosos.
Delgados, de venas exclamantes,
esculpidos en hueso,
dramáticos, tiernamente trágicos
hasta la risa.

Mis amantes eran difíciles.
Se resistían salvajamente
para luego entregarse,
resignados e imposibles,
con la soberbia domesticada,
la cabeza baja
mirando mi sexo,
destruidos por el deseo,
más poderoso que el espíritu.
Tristes.

Ninguno me dobló,
hasta el mismo demonio
abrió mis hojas débiles
y entró
para no salir.
Me hizo fanática
de su sexo,
me desvió la lujuria
hacia el mismo centro de su boca,
concentró la sorpresa
en sus pasos arrastrados;
el placer, en el sonido
de su voz categórica,
en la gravidez de sus ojos.
Me acostumbró a sus costumbres,
me creó la necesidad de necesitarlo,
y por fin se ofreció a suministrarme
la dosis de sí mismo de la que
me hizo depender.

Luego me instaló
un tumor benigno
en el útero.

Y ahora todo es diferente,
todo es diferente.
Y ya no estoy
sola.

Eva Vaz, 69: Jose Luis Piquero & Eva Vaz, Planeta Clandestino, 20, Ed. 4 de agosto.