EL TOMATE DEL AMOR, de Violeta Castaño

A Lucas le dieron una pensión por vago. Sí, sí. Como lo oís. Me lo ha contado mi amiga cuando ha venido a comer. Pensión por ser vago. Del Ayuntamiento o de la Comunidad o de algún organismo oficial que no me ha sabido especificar. Unos euros al mes por dedicarse a... nada, básicamente. La novia o compañera o pareja, en definitiva, del tal Lucas, que es programadora informática y que tiene una infravivienda en Lavapiés que, por cierto, alquila, debe estar super contenta. Ella curra, pone la pasta y el Lucas se toca el mondongo y recibe una pensión. Además por vago. Ni siquiera ha hecho el esfuerzo de autolesionarse para generarse algún impedimento físico que le haga imposible el trabajar. Si soy vago, fardo de ello. Total, que la infravivienda de Lavapiés que la novia alquilaba la han derribado, han derribado el edificio, porque se caía a pedazos literalmente, vamos. Que ha suspirado de alivio cuando vio la excavadora. Por favor, que me maten de una vez. Y ahora la novia tiene que poner dinero para que le den una vivienda nueva de las que van a construir en el espacio vacío que ha quedado después de tirar el viejo edificio. Vaya tela. Y el Lucas de profesión vago. 

Me lo ha contado mi amiga cuando ha venido a comer berengenas rellenas que tengo en la nevera desde el jueves noche, y que me han quedado que ni pintadas. Se hacía el segundo canuto y me contaba: es que menudo personaje es el Lucas, maja. Mira, ¿te gusta mi vestido?, me lo hizo mi madre de un pareo que me trajo una amiga de Tailandia. Te queda como un guante, te favorece un montón.

Cuando íbamos por la ensalada de tomate y cebolla (tomates que ha traído ella del huerto de su padre), me ha contado que el novio de su hermano tiene un padre de 72 años -SETENTA, recalca ella- que tiene una novia rusa de 22 años que ha tenido un niño de su novio formal. Y el padre además tiene una novia italiana de su quinta. Joder la peña. Y que todos ahí saben de los folleteos de los otros y los consienten. Joder la peña. No sé. A lo mejor podrían pensar en irse a vivir todos juntos. Seguro que les daban una pensión por frikis. (...)

Punto G con texto de miss castaño y artcraft de gsús bonilla

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no me importaría que me dieran una pensión por el tiempo que dedico a internet, a fin de cuentas es una labor social significativa (a ver si cuela)

Violeta dijo...

claro que no me importa!
de hecho..muchas gracias, Vuk!



besotes
;)