Doris Lessing se niega. Ya no quiere hablar más del Premio Nobel de Literatura. Llama "esa cosa" al galardón más importante de la literatura que obtuvo hace dos años. "Desde que lo gané no he hecho otra cosa que hablar, pero mi oficio es escribir", señala Lessing.
La autora británica nunca le dio mucha importancia a los premios y homenajes. No le gustan las fiestas, ni siquiera la de su 90 cumpleaños el 22 de octubre. La gran señora de la literatura inglesa no disfruta del jaleo relacionado con su cumpleaños o el Premio Nobel. También le afecta la edad. Cuenta que tras sufrir un ataque de apoplejía le cuesta concentrarse. Vive en el norte de Londres con su hijo, del cual debe ocuparse, dice.
Ya no puede escribir. "Ya no tengo energía para eso, ya no puedo hacer las cosas que quiero", afirma. También por eso, su libro 'Alfred y Emily', una historia sobre sus padres, será el último. En realidad hay pocas personas que tengan tanto para contar. La larga sombra de dos guerras mundiales, una infancia infeliz, matrimonios fracasados... la multifacética obra de Lessing está influida por sus propias experiencias.
Una vida marcada por una dura infancia
Está marcada especialmente por su niñez en África, la vida de los señores coloniales británicos y el racismo. Su primer libro 'Canta la hierba' (1949) es también un drama sobre el amor entre blancos y negros y leyes raciales infranqueables. Debido a sus críticas contra el 'apartheid' y el régimen, Lessing no pudo viajar durante décadas a Zimbabue y Sudáfrica.
Envió 'Los diarios de Jane Sommers' bajo un seudónimo a varias editoriales, que rechazaron el texto.
La escritora británica considera que es su deber provocar y denunciar las injusticias, frecuentemente de manera divertida. Criticó al mundo literario, obsesionado con la fama, al enviar la ya famosa obra 'Los diarios de Jane Sommers' bajo un seudónimo a varias editoriales, que rechazaron el texto.
Lessing era rebelde ya de niña, pero también profundamente infeliz. Nació En 1919 como hija de un oficial colonial en Irán, luego la familia se mudó a Rhodesia del Sur, hoy Zimbabue. Su padre, un militar condecorado, administró allí sin éxito una plantación de maíz. El padre estaba amargado y la madre frustrada por no poder vivir la fina vida inglesa en África "entre los salvajes". "Odiaba a mi madre", dijo Lessing en una ocasión. Halló consuelo en la literatura, que devoraba con ahínco.
A los 19 años, Lessing se casó con el oficial colonial Charles Wisdom, con el cual tuvo dos hijos. Pero el matrimonio fracasó y Lessing abandonó a Wisdom y los niños, un tema del cual no le gusta hablar. Frente a la pregunta de si se arrepiente de un matrimonio tan temprano, responde: "La gente parece olvidar que en aquella época había guerra".
Lessing también buscó refugio en el movimiento comunista. Allí conoció al comunista exiliado alemán Gottfried Lessing, con el cual se casó en 1944 y que le dio un hijo. Pero también el segundo matrimonio fracasó, y en 1949 Lessing se marchó junto a su hijo menor Peter a Londres y se dedicó allí a su carrera de escritora. Tras la invasión soviética de Hungría se apartó de los comunistas y los calificó de mojigatos.
Obtuvo el Premio Nobel en 2007, aunque la Academia no la soportaba
El tema del comunismo también se encuentra en su principal obra, 'El cuaderno dorado' (1962). El libro logró fama mundial como la 'biblia para feministas'. Sin embargo, Lessing nunca se unió al movimiento y siempre lo criticó.
En su obra 'La grieta' explora las relaciones entre hombres y mujeres. Allí Lessing habla de un mundo sin hombres, donde mujeres gordas flojean tomando sol. Los problemas empiezan cuando nace el primer varón. ¿Cree que sería mejor un mundo sin hombres? "Dios mío, no, que pensamiento horrible", exclama.
Tras publicar 'La grieta', Lessing obtuvo, después de varias décadas en la 'lista de espera', el Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, fue más bien un triunfo sobre quienes aseguraban que nunca obtendría el galardón, porque la Academia no la soportaba.
Es inolvidable el momento de aquel día que Lessing sale despeinada y con bolsas de supermercado del taxi y los periodistas le informan sobre el Nobel. En ese momento Lessing calificó el premio como "Royal Flash", la carta más alta del póquer. Sin embargo, no le agradó nada la histeria. Poco después calificó el galardón con su acostumbrada ironía de "maldito desastre".
Texto: Diario El Mundo
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