J.A. Marina y Mª Teresa Rodríguez de Castro recuperan a las mujeres que quisieron "adelantar el reloj de España"


Agencia EFE


Los ensayistas José Antonio Marina y María Teresa Rodríguez de Castro recuperan en su nuevo libro "La conspiración de las lectoras" la memoria histórica de las mujeres que formaron parte de la asociación "Lyceum Club Femenino", que entre 1926 y 1936 se propusieron "adelantar el reloj de España".
Publicado por Anagrama, sus autores ahondan en las trayectorias de las mujeres del grupo como María de Maeztu, Victoria Kent, Clara Campoamor, Zenobia Camprubí o María Teresa León, quienes dejando al margen sus diferencias ideológicas, se unieron para proponer desde una nueva legislación en lo referente a las mujeres hasta una Casa del Niño en la que cuidar a los hijos de las madres trabajadoras.
Marina ha explicado hoy, en rueda de prensa, que la idea del libro surgió hace ya algunos años después de mantener una conversación con Carmen Martín Gaite sobre Elena Fortún, autora de los cuentos de Celia y Cuchifritín, y que también formaba parte del Lyceum.
El filósofo burgalés decidió, posteriormente, calarse la gorra de detective de su particular agencia "Mermelada & White" y empezó a indagar junto con Rodríguez de Castro en esta generación de mujeres, de las que dijo que es "la más brillante de la Historia de España" y para las que la educación y la ética eran la única "tabla de salvación" para el país.
Tal y como dejó escrito María Teresa León: "En los salones de la Calle de las Infantas se conspiraba entre conferencias y tazas de té (...). El Lyceum club no era una reunión de mujeres de abanico y baile. Se habían propuesto adelantar el reloj de España".
Con estos objetivos no fue extraño, según ha resaltado Rodríguez de Castro, que pronto surgieran duras críticas a su labor, calificándolas algunos de abortistas, favorables al divorcio o de antirreligiosas recalcitrantes.
Incluso hubo quien llegó a apuntar que eran las propietarias de un fumadero de opio.
Sin embargo, Rodríguez de Castro ha aseverado hoy que nada de eso era cierto -las había a favor de que las mujeres pudieran votar y otras que no lo estaban, por ejemplo- y ha remarcado que lo que sí consiguieron con "su arrojo y su espíritu quijotesco" fue "abrir un camino que otras continuarían".
Durante los años en los que actuaron como grupo invitaron a sus reuniones a varios escritores para que pronunciaran conferencias sobre literatura (allí acudieron Federico García Lorca o un Rafael Alberti disfrazado de payaso).
Pero también trabajaron para cambiar la legislación vigente en la que la mujer sólo era, en el mejor de los casos, un apéndice de su marido o alguien que adquiría la mayoría de edad a los 45 años.
El artefacto literario de Marina y Rodríguez de Castro ofrece una galería de retratos de las protagonistas de esta historia, algunas de ellas hoy olvidadas.
Marina ha subrayado que han querido rendirles homenaje y "aprender de lo que sucedió en España en su momento para evitar ahora males mayores".
Para Marina, ellas también se vieron afectadas por la situación de "quiebra social" que se produjo en la época y ha advertido de que incluso antes del inicio de la Guerra Civil como grupo ya habían roto sus lazos "contaminadas por la política".


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