No soy como tú,
soy diferente, llegó a pronunciar la hija del hombre
hasta tres veces antes del canto del gallo.
Tragará la sangre de su propio padre a borbotones,
será acusada de recaer en el pecado original
y la vida volverá a sucederse de manera irremediable
igual que las novelas que ya están escritas.
Empecinada en cada cosa como si le fuera la vida en ello,
toda vendida cuando el Padre ejercía su derecho a veto no legítimo
y jamás tan ansiosa por ser sincera como aquel día:
No soy como tú...
Y en cada gesto, descubrir la falsedad de tal creencia,
y hallar rastros de su sangre
hasta en las muecas más recónditas
o las reacciones reservadas sólo para la intimidad.
No soy como tú
y repetir su deseo cada día y cada noche
en un intento vano por cambiar las normas,
en un conjuro imposible para el desarraigo.
No soy como tú,
pero serlo.
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