Un reportaje de Nancy González Soto para el Diario Local de México
Cada fin de semana y puntualmente a su cita de trabajo, Josefina Gutiérrez Martínez, de 65 años, recorre los negocios de la Avenida Juárez en busca de que los clientes de estos lugares le compren sus flores a fin de mantenerse ella y una de sus nietas, a quien le dejó encargada al morir su hija hace más de 11 años.
“Ella está conmigo desde que tenía dos años y medio. Ahora tiene 13 años y tengo que sacar energía para ver por ella”, señaló.
A pesar de ser secretaria de profesión y florista experimentada, la verdadera pasión de Josefina es la poesía, por lo que en sus tiempos libres escribe sus vivencias, cuidando siempre la rima y la métrica.
“En noviembre le hago sus calaveras a mis hijos y a mis amigos. Tengo varios poemas famosos entre la gente que me conoce, tal vez el más popular es “El cuadro”, que le escribí al borracho de mi marido, narró la mujer mientras descansaba en la cocina de la casa de una de sus hijas.
Expresó que su sueño, y tal vez el regalo perfecto para esta Navidad, es que alguien se interese en publicar su trabajo como escritora, ya que le pone un gran empeño y le dedica horas de su tiempo libre a sus poemas y escritos.
“Estoy escribiendo mi biografía y creo que está quedando muy bien. Yo vine a este mundo a aprender y estoy plasmando mis vivencias dolorosas y alegres”, agregó.
Josefina dijo que la gente puede estar interesada en leer su autobiografía porque la vida de todas las personas es interesante, ya que todos tenemos sentimientos, actitudes y pensamientos únicos que nos hacen especiales.
Indicó que su historia es un testimonio de superación, ya que su marido la maltrataba, pero pudo superarlo una vez que dejó el papel de víctima y decidió enfrentar sus dudas y temores.
“Yo tomé mi 50 por ciento de culpa y me deshice de lo que no era mío y me hacía daño. De esa forma pude salir de ese círculo vicioso”, acotó la mujer.
Los años no han pasado en vano y, aunque Josefina dice que ya no tiene suficiente energía para caminar por horas para comprar las flores y muñecos y luego ir a venderlos, dice tener muchas ganas de salir adelante.
Sus largas caminatas por más de 27 años por los negocios de la Avenida Juárez ya han hecho mella en sus pies, pues le salieron espolones y necesitaba unos zapatos ortopédicos que mitigaran el impacto al caminar, mismos que deseó por años.
“Estuve ahorrando, pero siempre salía algo y ya no los compraba, pero tengo cuatro hijos maravillosos que cooperaron para comprarme mis zapatos ortopédicos y ahora ya no me molesta caminar”, comentó Josefina.
La mujer dice que añora los días en que fue secretaria en Ferrocarriles Mexicanos, ya que “era muy buena y eficiente en su trabajo”, pero que una vez que se casó ya no pudo seguir con su carrera y se dedicó a su hogar.
“Yo empecé a vender flores por necesidad, para mantener a mis hijos y ahora a mi nieta. No me da para mucho pero, si no me llega más dinero, es porque Dios sabe que no lo sabría manejar o que tengo todo lo que necesito”, manifestó.
A pesar de que su pasión es la poesía, Josefina también gusta de declamar lo que escribe e, inclusive, ha ganado algunos concursos.
“Yo fui la declamadora oficial de mi escuela por muchos años y también me gustaba cantar. Una vez gané el primer lugar del concurso de aficionados del ejido y me gané 100 pesos y un viaje a la ciudad de México, pero me dio miedo ir sola”, dijo con orgullo mientras su rostro se iluminaba con una sonrisa.
La mujer dice no lamentar nada de lo que ha hecho en su vida, ya que toda experiencia -buena o mala- le ha dejado una enseñanza útil y ha aprendido a respetar a toda persona que se encuentra a su paso.
Manifiesta que le gusta la Navidad porque tiene tiempo de reflexionar y convivir con su familia que, aunque de una forma modesta, comparten los alimentos y pasan momentos agradables.
Agregó que se siente muy orgullosa de toda su familia, ya que juntos han aprendido a salir adelante y a superar las trabas que se han encontrado en el camino.
A pesar de contar con un espíritu fuerte, el cuerpo de Josefina a veces no responde como lo hacía hace algunos años, pero aún así se empeña en que sus arreglos florales con muñeco o una rosa solitaria sean lo suficientemente especiales para alegrar la vida de alguien o arrebatarle una sonrisa.