DOMESTICADA, un poema de Ana Rosa Bustamante

Baja a la hora de la melancolía
la planicie del día
se entierra en la fosa,
la enorme boca negra
con su lágrima ácida
va quemando las hojas
en blanco.
Tómame con las ansias del café
en las mañanas frías del invierno,
entra en mi casa quemada,
pero con cautela,
dame el chorro de agua tibia,
sin sobresalto,
pues una liebre es animal pequeño
y te conozco ancla envuelto de océano.
Enciéndeme la luz en la negra boca de loba,
que mis patas se multipliquen en tu jaula
domesticada,
no lograrás romper los barrotes
que compiten con tu aldaba celeste.
Abre la cuenca para tu geyser
en una sábana.

de su blog: ceniza y plumas

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