un poema de pura salceda


VEINTITRÉS.
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Llueves. Te derramas en mi boca. Ya no quedan caminos, sólo el fulgor de tus manos. Se estremece el tiempo. Fecundas encuentros en el vuelo húmedo de la sirena. Me toca tu voz esperada. Humedad láctea en los ojos amarillos de la luna. Impregnas mi piel, nómada de deseo. Deshago la lluvia en las manos del olvido. Ahora lo sé,
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me faltabas tú.
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1 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

Glups!

Muchas gracias.

(Conozco a algunas de las Pandoras y son deslumbrantes, puro talento)