Joyce Carol Oates. Blonde.

Acabo de terminar Blonde, una novela de la autora norteamericana Joyce Carol Oates. La novela está basada en la vida de Norma Jean Baker, Marilyn Monroe, pero desde luego, no es una biografía al uso,vaya... !está por encima de todo eso! es más bien una ficción supuesta, una novela hilvanada con precisión, en torno a la vida de una de las mujeres más famosas del mundo. Durante su lectura he rabiado y sufrido con Norma y me he vuelto loca con ella y he comprendido hasta el más mínimo detalle de su personalidad, pues si hay algo fascinante en esta novela de Oates es cómo desmenuza hasta la vértebra un personaje, convirtiéndolo en una persona que podemos ser nosotras mismas. ¡Y literatura! Durante su lectura, me he dejado también seducir y enamorar por Norma Jean, he investigado más sobre su vida, he buscado fotografías y vídeos que me dieran imágenes de ella más cotidianas, cuando no llevaba puesta la máscara Marilyn, un reflejo de lo que estaba leyendo y en lo que estaba sumergida hasta la médula. Imprescindible la lectura de su historia de amor con Arthur Miller.
Seducida también por la escritura de Oates, de la que ya soy fan y de la que he ido a buscar ya su última novela, La hija del sepulturero. Os recomiendo encarecidamente este libro de densa pero impactante lectura, que a mi me enganchó desde el principio, y os dejo, para muestra, un botón.

" El público de quince mil demócratas ricos expresó a gritos su aprobación. Salvo que fuera un benevolente desprecio. ¡Mari-lyn! ¡Mari-lyn! Esta mujer increíble fue el gran final de la fiesta de cumpleaños, y mereció la pena esperar. Hasta el Presidente, que había dado cabezadas durante algunos de los saludos, como los gospels cantados con emoción y a capella por un coro negro de Alabama, le prestó toda su atención. En el palco presidencial estaba el juvenil Presidente con corbata negra, arrellanado en un sillón con los pies en alto, sobre la barandilla, con un puro (cubano, de la mejor marca) entre los dientes. Y qué dientes tan grandes y blancos. Miraba hacia abajo, a marilyn, ese espectáculo de cuerpo mamífero y reluciente vestido “transparente”. ¿Habría tenido Marilyn tiempo para preguntarse si el Presidente viajaría a Los Angeles para ayudarla a celebrar su cumpleaños el primero de junio?, una celebración seguramente íntima; no, no era probable que hubiese tenido tiempo de preguntárselo, porque estaba de pie ante el micrófono, atontada y con una sonrisa ausente, lamiéndose los labios pintados de rojo como en un desesperado intento de recordar dónde estaba y qué era aquello, con los ojos vidriosos, tambaleándose sobre sus tacones de aguja, comenzando por fin a cantar, después de una pausa turbadoramente larga con la voz débil, cálida y sensualmente ronca de marilyn:
Hap py birth day to you
Happy birth dayyy to you
H-Hap py birth day mis ter
pres i dent
Hap py birth day to you "