la Mascarada, un poema de Laura Rosal

Tuve que convertirme en estatua de sal.
De veras, tuve que congelar los segundos
que goteaban distraídos, sin percatarse
del terror que me esposaba.
Tuve que mirarte de reojo
soportando en mi pecho
los puñetazos del oxígeno
pujando
contra mis huesos estrechos.

Tuve que borrarme el rojo
de los labios. El rojo
de las uñas. El rojo
de mi dulce estrategia
derrotada.

(Sólo me predices noche)

Las espirales deshechas
con el meñique mudo.
Tuve que gritar,
tuve que callarme las encías,
flanquear la estatua salada
de las vértebras.

(Me susurras noche, me susurras noche)

Los niños, etcétera, se marchan.
Volveremos siempre.


de su blog: moonshiner

2 comentarios:

tournesols dijo...

gracias vuk bonita!

Lluís P.M. dijo...

qué rápido crecen las letras que hay en ti...

Ll.